domingo, 15 de febrero de 2015

¿Por qué hay tanta gente enojada con la vida?


 


Mi investigación no está basada en estudios científicos ni he tomado hordas para realizar un muestreo, simplemente no creo que haga falta para ver lo evidente. Lo único que he realizado es, llevar la capacidad de observación a un punto de interés verdadero. La gente sale de sus moradas a diario y en su andar, mira y vuelve a mirar todo y a todos, pero no observa.

La observación involucra el hábito de analizar sin juzgar, imaginar sin etiquetar, empatizar al cruzar una mirada furtiva pero reveladora. ¿Qué esconde esa risa fingida? ¿Dónde quisiera estar ahora esa persona? ¿Qué está soñando despierto? Esas son las preguntas que me hago a diario cada que me cruzo en tu camino.

Cuando los caminos se cruzan y el infortunio de una experiencia que a nuestro parecer es eso, una desgracia o incómoda situación; pienso, siento, externo mi emoción y tengo una respuesta física ante la circunstancia; después, termino analizando la situación y trato de encontrarle razones a la experiencia vivida. No es una cuestión del poder de la atracción, no hay secreto en lo visible y latente; no es que me haya levantado con el pie izquierdo; la respuesta es más sencilla, “la gente está enojada con la vida, específicamente, con su vida” y yo solo fui el vehículo donde ha vertido su desconsuelo y frustración. Lo acepto, pero no para soportar malos tratos; lo acepto para aprender y crecer, para verme reflejada en el charco de la desilusión, un charco que no quiero se convierta en mi espejo e historia.

¿Tengo la culpa de tu falta de valor al no buscar lo que en realidad quieres? ¿Tengo la culpa de que tú no seas capaz de enfrentar tus miedos? ¿Soy el responsable de tu falta de creatividad para buscar formas de conseguir una vida con significado? ¿Acaso yo te dije que te echaras compromisos de vida, para que después sean las excusas por las cuales no buscas otra mejor? NO, mil veces la respuesta es NO. Yo no tengo la culpa de tu desazón, depresión y tristeza. Así que no te desquites conmigo, no me des un mal servicio, no seas grosero al atenderme, no seas flojo al realizar tus labores.

Búscate una vida y vívela, que yo estoy muy contenta buscando la vida que quiero vivir. No te amargues ni quieras jalarme a tu mundo de amargura, porque yo libro mis batallas sin declararte la guerra. Te quieres enojar con alguien, ¿qué tal contigo mismo? Por lo menos así tendrás ocupada tu mente y no tendrás tiempo ni ganas de buscar a otro ser vivo para pelearte o transferirle tus culpas.


Atte. Tu conciencia laboral

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