jueves, 4 de diciembre de 2014

¿FALTA DE PASIÓN POR LO QUE HACEMOS, O SÍNDROME DEL QUEMADO (Burn-Out)?




Si fuera el caso, y precisamente en estos momentos usted está en la encrucijada de tomar una decisión sobre seguir adelante o claudicar a sus actividades laborales actuales, ¿Cuál diría que es la raíz de tal situación que le está incitando a “tirar la toalla”?, ¿Aburrimiento por ejecutar las mismas tareas con cero innovación,  o un simple y llano cansancio de no ser reconocido?
Es interesante y a la vez alarmante darnos cuenta como un gran porcentaje de colaboradores en las organizaciones, no están ejecutando su trabajo con pasión, con entrega, con responsabilidad,  con dedicación y lealtad, y sobre todo con una alineación clara entre los objetivos personales y organizacionales; una razón puede ser que se está transitando en la famosa zona de confort, la cual no es dañina para el colaborador pero si para la organización, porque los colaboradores trabajan en piloto automático, no tienen mucho interés por innovar, crear, o visionar otra manera de hacer las cosas; no se ponen retos en el día a día y de hecho no desean que alguien más se los ponga, aquí ya no hay pasión por lo que se hace y de hecho, están conscientes que el objetivo es mantener el trabajo con base a resultados medios o incluso en el peor de los casos, con base a resultados mediocres.
Ahora bien, podremos encontrar otro grupo de colaboradores que tampoco hacen su trabajo con pasión debido a que por temas de reingeniería, política laboral, mala relación con los jefes, entre otros factores; su preocupación primordial es mantener el puesto de trabajo, no dar menos de los que se pide, ni ponerse creativo; simplemente el objetivo es cumplir. Al estar en un entorno de miedo, la pasión no es precisamente el sentimiento que primero aflora en el ambiente.
Finalmente llegamos al grupo de los colaboradores cuya filosofía de trabajo y vida es “Hacer las cosas lo mejor que se pueda, y si se puede más mejor”,  a diferencia de los otros dos grupos de colaboradores que están en su burbuja de conformismo o de miedo, y que pueden incluso hasta  odiar su trabajo , este último grupo en la mayoría de los casos en verdad ama lo que hace, pero han llegado a un punto en donde los síntomas de cansancio tanto físico como mental así como, una posible disminución de la autoestima y falta de fe en como se mueve el mundo laboral, los han llevado al punto de preguntarse: ¿Vale la pena lo que estoy haciendo y sentirme de esta manera?.  En este grupo encontramos a los colaboradores que presentan el síndrome del quemado o burn-out, y las causas que detonaron llegar a este punto pueden ser variadas, desde la generación de problemas familiares por darle prioridad al trabajo, falta de tiempo para uno mismo por darle toda la atención a las responsabilidades laborales, hasta una que es de las más importantes y tal vez la menos tomada en cuenta: Falta de reconocimiento por los logros generados.
Cuando un colaborador se percata de que ha dado todo por la misma pasión que tiene hacia el trabajo, y que los beneficios materiales o motivacionales por parte de la organización hablando particularmente de los jefes directos, no están en concordancia con los resultados que se están entregando, es muy probable que se empiece a sentir un vacío interno, en donde no hay más que dar, no hay más que demostrar; y esto a su vez puede ocasionar sentimientos de confusión, de desesperanza y apatía.
 La pregunta ahora es ¿Cómo se puede volver a encontrar un equilibrio emocional?, definitivamente hay técnicas para recuperar nuestro centro y reencontrar el sentido perdido de la actividad laboral volviéndonos más creativos e innovadores, una de estas sería a través de abrazar y ejecutar los principios  del Coaching Ontológico, el cual nos dice que al volvernos “observadores diferentes”, desarrollamos una mirada sistémica que nos ayuda a interpretar la realidad de forma diferente, permitiendo encontrar soluciones en donde antes solo veíamos problemas y desesperanza,  aunque también no hay que perder de vista que siempre existirá otro camino que lejos de ser una derrota puede ser la puerta a nuevos horizontes retadores y más gratificantes: Cambiar de trabajo.

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CUANDO NO SE SABE QUE HACER, LO MEJOR SERÍA HACER NADA




¿Alguna vez ha sentido que todo por lo que ha trabajado en su carrera laboral, pareciera haber servido para eso y para lo mismo? Es decir, para nada. No es un tema nuevo el que cada día más personas al despertar, se cuestionen hacia dónde va su vida laboral, la cual podría ser una pregunta no menos importante pero si más sencilla de responder, que aquella que cuestiona ¿A dónde voy con esta vida?
Algunas  personas, podrán pasar días, meses, e incluso años tratando de encontrar la respuesta sobre si lo que hacen para ganarse la vida es apasionante, o por lo menos gratificante, hablando en un sentido de realización interior y no económico; y al plantearse dicha pregunta, es posible que experimenten un sentimiento de vacío, el cual les indica que efectivamente sus sospechas son reales: no están realizados en el aspecto laboral, sin embargo; no harán olas, seguirán tratando de nadar siempre cerca de la orilla de la alberca, de esta manera, creen que no hay riesgo de ahogarse si se aventuran más al centro en donde está la fosa de clavados, y donde podrían estar nadando cómodamente sin tanto tumulto; al mismo tiempo, tampoco arriesgan salir de tan contaminado lugar, pensando que afuera, las demás albercas estarán igual de polutas y llenas de personas desapacibles.

Parece más sencillo y con menos riesgo, pasarnos la vida “creyendo” lo que podría suceder si se hace tal o cual cosa, en vez de concebirlo y vivir la experiencia. Es posible que vivir en las suposiciones y no en la acción, es la manera de justificar el miedo que provoca visionar, soñar, o imaginar nuevos horizontes, asimismo, es posible que ni siquiera podemos suponer, porque no alcanzamos a imaginar que pasaría si ejecutamos alguna idea.
Cuando no se sabe que hacer, lo mejor es hacer nada,  lo bueno de hacer nada, es que hay tiempo para observar. Pareciera paradójico que el hacer nada, permite pensar en todo, permite tomar consciencia de la realidad de las cosas, permite ver a las responsabilidades, a los colegas y a los jefes desde otra arista. Es casi mágico como el hacer nada, permite observar todo.
Que le parece si empieza a observar que es lo que valora su empresa de los empleados, que premia y a quienes, que apoya y a quienes,  empiece a comparar los supuestos valores de la organización con los reales; y estos últimos con sus valores, haciéndose una simple pero muy reveladora pregunta: ¿Los valores reales de la empresa, podría alinearlos con los míos?

Si lleva tiempo preguntándose si el camino elegido laboralmente hablando hasta el día de hoy es el correcto para usted, empiece por no preocuparse que hacer al respecto, que le parece si mejor empieza por observar, de esta forma y con  una mente clara y objetiva, podrá diferenciar si el malestar se debe a que el planeta regente de su signo zodiacal está transitando por un momento de turbulencia, o si es algo de mayor impacto, como lo sería darse cuenta de que es tiempo de andar otro camino que le llene de gratificación personal. 
De repente en la vida, encontramos personajes que sin ellos saberlo, son nuestros ejemplos a seguir; vimos como un día tuvieron el “llamado” de salir de la manada, y transitar por un camino desconocido. Seguramente tenían miedo, y es casi un hecho que la incertidumbre era su desayuno diario, luego entonces, ¿Por qué aun así quisieron aventurarse a lo nuevo desconocido? Tal vez porque en algún momento, hubo un elemento de irritación tal, que detonó el desenlace que muchos de nosotros no queremos vivir: el cambio.

¿Tu trabajo te está enfermando?




¿Cómo saber si su actividad laboral es la causante de algún malestar físico? Expertos en el tema de Inteligencia Emocional (IE) mencionan que son 3 las emociones básicas que presentan los seres humanos, siendo una de ellas la que mayormente predomina en el individuo y que conforma parte de su personalidad. Dichas emociones son la tristeza, el miedo y la ira; mismas que comúnmente están asociadas a una serie de padecimientos que se presentan en el cuerpo físico una vez que estas no son manejadas adecuadamente por el individuo en cuestión.
 
Es importante que tenga en consideración estimado lector, que en ningún momento debe pasar por su mente la idea de que la emoción que predomine en su persona es mala, simplemente es parte de las características que lo conforman como individuo, y que siempre existe la posibilidad de manejarlas de forma que no le generen un daño.

Las emociones son un tema de auto-conocimiento, aceptación y manejo óptimo de las mismas; y al trabajar de manera amable sus “áreas de oportunidad” a nivel inter e intra-personal, puede mejorar de forma considerable los malestares que hasta hoy viene experimentando debido a esas emociones mal manejadas.

Identifique si usted es del tipo de persona a quien en la mayoría de los casos la cólera/ira es la emoción que le domina. Supongamos que todos los días al escuchar las noticias, aquellas que hablan acerca de alguna cuestión de índole social como tal vez lo sería el abuso a menores, maltrato a la gente de edad avanzada, robo a casa-habitación entre otros temas;  le ocasionan una profunda indignación contra las personas causantes de semejantes atrocidades, no es una sensación de miedo la que le invade al pensar que la siguiente víctima podría ser usted, tampoco siente tristeza al pensar que este País va de mal en peor, simplemente es cólera/ira lo que transita por sus venas.

Comúnmente las situaciones que provocan cólera, son aquellas de tipo social es decir, las que involucran el relacionarse con otros individuos ya sean conocidos o desconocidos. Estos individuos al no recorrer un camino de valores, creencias y/o modales similares a los que usted recorre, tienen comportamientos que a usted pueden resultarle decepcionantes. La manera tan diferente en como cada individuo percibe e interpreta  la realidad con respecto a otros, y sobre todo la forma en como actúa o reacciona con base a esta interpretación propia, puede detonar una emoción de cólera en el prójimo.

Hablando del cuerpo físico, la cólera mal manejada es la causante de padecimientos que van desde problemas de presión sanguínea, dolores de cabeza, vista nublada, dolor de pecho/brazo, falta de aire, perdida de energía; hasta cuestiones más graves y extremas como lo podría ser un infarto.

Ahora bien, si usted hasta este momento piensa que es el miedo la emoción que lo domina, deberá saber que a diferencia de la cólera, esta no es una emoción ocasionada por la interacción social sino todo lo contrario, es un tema de índole personal llamado soledad. La soledad se va desarrollando al tener preocupaciones derivadas de rechazos sociales, fracasos profesionales, cambios importantes de entorno, experiencias para-normales, temor a envejecer, etc. Esta emoción mal encaminada, provocará en el individuo nerviosismo, angustia, inseguridad y pánico; lo cual no le permite relacionarse en nuevas odiseas laborales o personales. Una persona que se angustia todo el tiempo o que tiene ataques de pánico, presenta palpitaciones aceleradas, dolores de pecho, dolor abdominal, o repentinos ataques de terror sin motivo aparente que los paraliza.

Por último y no menos importante, si usted identifica que es la tristeza la emoción que le aqueja, probablemente se habrá dado cuenta que esta se ha instalado en su persona de forma paulatina debido a la experimentación y cero manejo de cómo afrontar pérdidas, traumas, o acontecimientos que han deteriorado su auto-estima, en otras palabras, constantes acontecimientos no desahogados o liberados de manera propia, han generado una enorme bola de nieve que en el mejor de los casos solo es tristeza, desasosiego, o sentimiento de desesperanza hacia sus actividades laborales o personales actuales que duran un  momento, un día, una semana; pero si usted presenta de forma regular esta desesperanza o tristeza además de empezar a tener desordenes del sueño, cansancio crónico, indiferencia hacia las actividades cotidianas así como, una actitud anti-social; tal vez sea tiempo de meditar sobre su situación laboral actual, y verificar si es esta la causante de sus malestares.

El problema no es usted



Reflexionando hace poco con un colega en como se puede mover en ocasiones la política dentro las organizaciones mexicanas, hablábamos sobre un tema muy común que se suscita al interior de las mismas, y es el hecho de que tal vez se haya percatado que independientemente de la división de personalidades que algunas corrientes psicológicas hacen del ser humano, simplemente de repente se nos da por etiquetar a los colegas en dos tipos: introvertidos y extrovertidos. Algo curioso al respecto es que en la mayoría de los casos la gente vincula la personalidad de extrovertido con los adjetivos calificativos de: inteligente, eficiente, excelente orador, y hasta líder; mientras que los introvertidos pueden ser catalogados como personas miedosas, no tan inteligentes como los extrovertidos, inseguros, y hasta poco atractivos para tenerlos en cargos medios-altos o altos.
 
Lo invito a que se tome un momento y realice el siguiente ejercicio, verá que encontrará cosas muy interesantes que a su vez lo llevarán a reflexionar en cuestiones más profundas que afectan a las organizaciones en asuntos tan importantes como lo son el clima laboral, la motivación y el porcentaje de rotación.

Tome una hoja y dibuje dos columnas. A la primera de ellas póngale como título “Introvertidos Eficientes”, mientras que a la segunda la puede intitular “Extrovertidos Medianamente Eficientes”. En este momento quisiera aclarar que los títulos pueden sonar fuertes sin embargo, siempre hay honrosas excepciones y puede que encuentre algunos o muchas al momento de ejecutar el ejercicio asimismo, el objetivo es analizar los resultados, por lo que no hay necesidad de herir susceptibilidades propias o ajenas.

Una vez aclarado el punto, comience a escribir en la columna que corresponda, los nombres de sus colegas e incluso jefes. Es importante considerar algunos criterios antes de colocar algún nombre debajo de una de las dos columnas:

1. Realice el ejercicio bajo un pensamiento crítico, sin dejar que los afectos personales, apegos, o su tipo de personalidad interfiera con su decisión.
2. Cada vez que dude en donde colocar el nombre de un colega, o incluso para validar que lo ha puesto en la columna correcta, hágase las siguientes preguntas:
a. ¿Es introvertido, tímido, retraído, reservado, callado? O por el contrario ¿Es el extrovertido que gusta de la socialité, se siente el alma de la fiesta, es el chistosito de la oficina?
b. (Prueba de fuego) ¿Su colega es generador de resultados CUANTITATIVOS? Es decir, no genera discursos sublimes para hablar de promesas de venta, pronósticos de cierres, etc., simplemente entrega y en ocasiones excede los RESULTADOS en tiempo y forma.

Una vez que ha terminado el ejercicio, es posible que se haga la pregunta ¿Esto para qué me sirve? Por un lado le permite tener una fotografía clara de que elementos de la organización están contribuyendo al logro del resultado individual y global a través de resultados cuantitativos, y cuales otros a través de habilidades como “don de gente”, “carisma” o como dirían coloquialmente “buen verbo”, pueden estar ocultando su falta de capacidad para el logro de los objetivos individuales y grupales.

Por otro lado, el identificar y luego darse a la tarea de entender primero nuestro comportamiento y luego el de nuestros colegas y jefes, permitirá establecer un buen clima laboral, coexistiendo en un ambiente sano donde cada colaborador es respetado en su individualidad y reconocido equitativamente por sus logros reales.

La cuestión se complica algo cuando su jefe o jefes inmediatos no solo no comparten su personalidad, sino que además no la respetan. ¿Le ha sucedido que usted ha sido catalogado como un “ser inquieto” que tiene una mente dispersa, se auto-denomina ser un alma creativa e innovadora, que lo suyo es las relaciones sociales más que dar resultados reales; mientras que su jefe es una persona muy orientada a objetivos, poco sociable y que rara vez sale de su oficina porque está atrás del número desde su trinchera? Seguro usted terminará aburrido de sus labores actuales, dedicará su tiempo a navegar en internet y a pararse 20 veces de su lugar para ir por café y cotillear un poco en los pasillos junto con otros colegas afines a su frustración.

Ahora bien, ¿Qué pasa si en la ecuación tenemos que su Jefe es el extrovertido y usted colaborador es el introvertido?, si su Jefe lo valora por lo que aporta y no por como le sonríe, seguramente tiene una vida laboral placentera pero si por el contrario, su Jefe parece tener en alta estima, con mejores beneficios y sueldo a los que mejor sonríen que a los que mejor dan resultados; siento decirle que necesita con urgencia algún tipo de ayuda que le permita recuperar la confianza en usted mismo y en sus capacidades, a fin de de ir en busca de algo mejor. Un curso de Inteligencia emocional o social así como, algún curso de coaching ontológico (conocimiento del ser); podrían ayudarle a ver la realidad desde otros puntos de vista.

Recuerde que en el mundo perfecto desearíamos que el Jefe identificará y entendiera nuestra personalidad a fin de que pudiera asignarnos el tipo de función en la cual nos sentimos como pez en el agua, que nos incentivará en proporción a nuestra aportación a la organización, que no hubiera “hard feelings” por el hecho de que no le hacemos fiesta cada vez que cuenta un mal chiste, que fuera el Jefe mismo que quien con el ejemplo propiciara un clima laboral de equidad, confianza y apoyo; pero como le digo, esto sería en un mundo perfecto, así que si usted es el alma de la fiesta o genio mal comprendido, lo primero que debe saber es que el problema NO ES USTED, SON LOS OTROS que no se toman la molestia de entenderlo y darse la oportunidad de convivir en armonía.

IL DOLCE FAR NIENTE (El dulce hacer nada)



¿Cuántas veces en lo que va del año ha disfrutado hacer nada? Si su respuesta  va sobre el tenor de que usted es una persona sumamente activa que no se sabe estar quieto ni un momento, o que le remuerde la conciencia pensar que está perdiendo valiosos minutos, horas, días o hasta meses de su tiempo al dedicarlos a actividades no productivas (hablando de generación de dinero); tal vez sea porque hay confusión al creer que el hacer nada es igual a ser holgazán, en vez de tener otra óptica y considerar que el hacer nada es la manera en como puede calmar su  mente a efectos de hacer mejor lo que hay que hacer.
Despertar un día y darse cuenta que ya no deja la cama con el mismo ánimo que solía tener años atrás cuando iba al trabajo, notar que los primeros pensamientos que cruzan por su mente están llenos de negatividad, o darse cuenta que camino a su oficina fantasea con la posibilidad de estar haciendo algo diferente; podrían ser síntomas de que usted se encuentra estresado, cansado o abrumado por la dinámica misma de la empresa, y que con un buen baño y un alto desayuno en carbohidratos el problema se esfumará; o tal vez opte por medidas básicas como lo son distraerse un poco y aclarar la mente haciendo ejercicio, escuchar su música favorita de camino al trabajo, tomar un libro de su gurú favorito y buscar alguna frase que le traiga paz y serenidad para sobrevivir el día;  o puede que tome medidas un poco MAS fuertes como lo es pedir unas merecidas vacaciones en donde al regreso de las mismas se dará por terminado el desasosiego, y usted regresará a su centro, recobrará su equilibro en cuerpo y alma, y  finalmente la vida laboral volverá a ser bella.
¿Y qué pasa si una semana después se da cuenta que todas esas acciones no funcionaron y se sigue sintiendo igual?, ¿Y si esas vocecitas internas que le están diciendo a cada momento “el trabajo ya no te gusta”, “no te engañes distrayendo tu mente con terapias alternativas o con actitudes consumistas”, no parecen cesar? Tal vez es porque ha llegado el momento de que sea sincero con usted mismo y se pregunte: ¿Me siento bien con mi trabajo? La respuesta es muy sencilla, debería ser un SI o un NO sin embargo, cuando empieza a traer a su mente temas de dinero (soy el sostén de la casa, tengo una familia que mantener), temas de miedos (ya estoy grande y no me van a contratar en otro lado), temas de costumbre (mal que bien ya me conoce mi jefe), o temas de auto-estima (no se hacer otra cosa); la respuesta ya no fue tan sencilla. Ante tales disyuntivas, su contestación debe generarse desde la parte no materialista de su ser y bajo la más alta sinceridad. No está mal aceptar que ya no le gusta lo que hace por las razones que tenga, lo que no es justo es que se esté auto-mintiendo.
Il dolce fare niente que traducido al castellano sería algo como “el dulce hacer nada”, es una expresión italiana utilizada para resaltar la importancia del descanso. A mí me gusta tanto que incluso quisiera darle una interpretación mucho MAS profunda, la describiría como “El placer de hacer lo que amas cuando así lo sientas”, adicionando que debe SER de manera consciente y responsable. Esto puede sonar sencillo sin embargo, ¿Qué tan fácil es ponerlo en práctica?
Para algunas personas puede ser algo tan simple como tomarse 15 minutos de su horario de comida para ir al parque y caminar descalzo sobre el pasto, sin tener el más mínimo remordimiento,  y sin estar pensando que ese tiempo debería invertirlo mejor en adelantar pendientes. Para otras personas, quizás deseen y necesiten llevar la frase a un nivel mucho MAS extremo, como por ejemplo optando por darse un break laboral por un tiempo (el tiempo que sus ahorros, tranquilidad, paciencia y talentos le permitan).
Empiece por algo sencillo, que tal cerrando sus ojos 10 minutos, esbozando siempre una sonrisa en su rostro, y disfrutando de su momento de Non Fare Niente, tal vez este tiempo sea suficiente para acallar las vocecitas molestas de su mente, o tal vez descubra que necesita más de 10 minutos para sosegar por completo la turbulencia que hay en su cabeza. En fin, el tamaño de la acción a ejecutar es decisión de cada quien. Lo importante es empezar a hacerlo, recordando que es normal sentir miedo al transitar rumbos desconocidos (salir de la rutina), es normal darse cuenta y aceptar que  lo que un día le apasionaba,  hoy ya no le gusta. Lo que no es normal a mi punto de vista, es que quiera seguir viviendo en sufrimiento, estrés, o amargura, al estar haciendo nada para usted, y  sí mucho para otros.

ES MEJOR QUE DIGAN: ¡AQUÍ HUYÓ! QUE ¡AQUÍ MURIÓ!


Es posible que en alguna ocasión, le hayan asignado una tarea o proyecto en su empresa de la cual deseaba zafarse rápidamente respondiendo un simple NO, dando las gracias por el hecho de que pensaron en usted como un digno elemento que podría sacar adelante tal encomienda, pero su conciencia le murmuro: más vale que digan ¡AQUÍ HUYÓ! QUE ¡AQUÍ MURIÓ!
¿Recuerda alguna situación como la que le acabo de comentar? En donde lo primero que quería, era salir huyendo de los reflectores, ¿Qué razones lo llevaron a no querer asumir la responsabilidad de sacar un proyecto adelante?, ¿Llegó a sentir miedo solo de pensar en tener que ejecutar dicha orden encomendada por  la Corte Celestial, es decir, por sus Jefes?
Los psicólogos explican que llegamos a sentir miedo, cuando nos percatamos que las herramientas que poseemos para afrontar una tarea, no están a la altura de la tarea misma, es decir, nos damos cuenta de que nuestras habilidades no están acorde al tamaño del proyecto; sabemos nuestras capacidades, sabemos las necesidades del proyecto; y notamos que estamos en desventaja. Luego entonces, existe un fenómeno en la organizaciones, que solamente las envenena y llena de malos elementos, y que es conocido como Hipocresía Profesional, una especie de miedo encubierto.
En una sociedad laboral, en donde nos han metido en la cabeza que nos “pagan por saber”, y que el mejor elemento es aquel que dice SI a todo, no es de extrañarnos que la Hipocresía Profesional este dándole vida a un tipo de colaborador conocido como el sabelotodo.
Un sabelotodo, es aquella persona que para empezar, desconoce o le parece cero importante el haber llevado un proceso de aprendizaje al campo de acción, en otras palabras, el sabelotodo se puede haber devorado todos los libros de management disponibles en el mercado, puede tener maestrías y doctorados, pero nunca ha puesto manos en la masa, nunca ha realizado trabajo en campo, y mucho menos ha podido meditar sobre la mejor manera de ejecutar un plan de acción o lidiar con desviaciones.  Es aquí donde varios podrían decir, siempre hay una primera vez, echando a perder se aprende, por eso somos equipo, para que el empleado y la organización vayan aprendiendo a la par, es necesario asumir riesgos, bla, bla, bla. Todo esto suena muy bien, no obstante, el fondo del problema no es si damos o no oportunidad de crecimiento y de aprendizaje a nuestros empleados, el problema es que no estamos seleccionado bien a nuestro recurso humano.
Cuando un colaborador dice NO ante alguna situación, de la cual sabe no saldrá avante, seguramente es una decisión tomada desde la parte más sincera de su ser, por lo tanto, no hay razón para sentir pena, frustración o fracaso; ni mucho menos esconder la reacción que puede generar el miedo que da el tan solo de pensar  en realizar tal o cual cosa. Es muy loable que reconozcan sus capacidades, que toquen la retirada, y se replieguen por un tiempo a fin de hacer acopio de los conocimientos, herramientas, o habilidades que harán que un día enfrenten la situación que por ahora, fue la que les permitió medir sus capacidades. Sin embargo, si hacen algo como esto, no faltará quien los etiquete de cobardes y miedosos. Ya lo decía el filósofo Griego Democrates “Todo está perdido cuando los malos sirven de ejemplo, y los buenos de mofa”.
Si usted es uno de esos eslabones perdidos, valientes y conscientes de sus capacidades, y que a diario se hace la pregunta: ¿Cómo puedo hacer para que mi Jefe note que está rodeado de sabelotodos?, lo invito a que sutilmente  le pregunte: Querido Jefe, usted sabe ¿Cómo diferenciar a un sabelotodo de un verdadero experto? Yo lo voy a iluminar.

Los sabelotodos, son aquellos individuos que pretenden estar a la altura de cualquier proyecto, llenos de conocimiento y entereza, para todo tienen respuesta (no precisamente la correcta, pero callados no se quedan). El sabelotodo tiene mucha confianza en sí mismo, se vende muy bien y no muestra tener miedo ante nada. Los sabelotodos no logran los objetivos, y son unos maestros dando argumentos de disculpa, en donde mágicamente nunca saldrán manchados de la situación. Ha escuchado en la oficina explicaciones como: Mi antecesor me dejó el área hecho un desastre, por eso no hemos podido recuperarnos; las empresas ya no quieren invertir, el cliente nos cambió la jugada, ya no hay más a quien venderle. etc. Las explicaciones otorgadas siempre tendrán que ver con circunstancias que están completamente fuera del control del sabelotodo, es decir, nunca toma responsabilidad. En vez de que diga, no sabía como hacerlo pero me avergonzaba reconocerlo, nos deleita con un sinfín de bonitas excusas dignas para un manual.
El experto por su parte, se nota que conoce del tema en cuestión, no por el discurso conmovedor que da al inicio del proyecto, sino porque por un lado, tiene experiencia de campo  comprobable acerca del tema sobre el cual se trate el proyecto, sabe perfectamente como hacer un plan de trabajo, ejecuta tareas en tiempo y forma, si encuentra desviaciones, sabe como ejecutar acciones que regresen al proyecto por el buen camino, si se da cuenta que desconoce algún tema del proyecto, no tiene problema en alzar la mano y solicitar apoyo de otros expertos, pues finalmente no hay competencia, sino amalgamiento de talentos. Finalmente, un experto trabaja siempre con una orientación a resultados.
¿Se da cuenta? La respuesta sobre ¿Cómo diferenciar a un sabelotodo de un verdadero experto?  Es mucho más sencilla y transparente que el cálculo de los impuestos. No hay secreto alguno, la diferencia entre unos y otros se llama: RESULTADOS.
Hasta este punto, usted ya podría preguntarle a su Jefe: ¿Reconoce algún sabelotodo en el equipo?, ¿Quiere súper-héroes? o ¿Quiere elementos  honestos y dispuestos a seguir aprendiendo, haciendo equipo, y dando resultados en pro de la empresa?
Si su miedo se lo permite,  si su Jefe le responde de buena manera lo que piensa, si no lo mandan con una caja de huevo a recoger todas sus pertenencias de su escritorio, y si posteriormente no lo escolta alguien de seguridad hasta el departamento de RH para que recoja su navidad anticipada, ahí le encargo que nos comparta sus comentarios

¿Nos unimos al reto de combatir la mediocridad?



¿Te ha pasado que en tu trabajo actual, hay algunas cuestiones que no te tienen del todo contento? 

Puede ir desde cuestiones de clima laboral, hasta temas de remuneración o reconocimiento social. Cualquiera que sea la situación por la cual no puedes dormir, trata de analizarla desde otra óptica, piensa primero que ventajas reales son las que obtienes hoy por hoy al permanecer en ese trabajo, ¿Te satisfacen?, ¿Cubren tus necesidades?, ¿Hay posibilidad de crecimiento?, ¿Este trabajo te apasiona?, ¿Es lo que siempre habías soñado?

Por otra parte, analiza los factores negativos existentes que te mantienen en descontento, no aquellos factores que te “imaginas” podrían suceder, sino los que vives actualmente, y no puedes aceptar. 

Al final, solo tu tienes la decisión de continuar por un camino sinuoso, o buscar algún otro que te pueda ofrecer un maravilloso paisaje. Cualquiera que elijas, recuerda que fue bajo tu libre albedrío, y solo de esta manera, podrás ejecutar “excelentemente bien” aquello por lo que fuiste contratado, asumiendo los resultados, experiencias y vivencias de tu día a día.

¿Cuantas veces terminamos haciendo las cosas de manera plana o mediocre, solo porque estamos en descontento con nuestra situación laboral?, o por el contrario, estamos tan a gusto y a nuestras anchas, que también entregamos resultados pésimos, ya que no hay quien nos exija. 

Existe algo que se llama ética profesional, la cual nos debería guiar para saber que independientemente de las adversidades, debemos de levantarnos todos los días pensando: Hoy haré las cosas bien y de ganas, no mal y de malas. ¿Qué opinas?, ¿Te unirías al reto de combatir la mediocridad?

¿ERES DE LOS QUE SE CLAVA EN LAS TEXTURAS?



¿Cuántas veces ante la presencia de un reto laboral, usted tiende a perderse en la paja, en vez de enfocarse primero al hallazgo de una o varias posibles soluciones? Es decir, ¿Se clava en la textura, y no en la calidad? 

Muchas veces cuando se suscita una de esas situaciones comunes en donde el cliente se ve defraudado por una empresa proveedora de bienes o servicios, que falló en el cumplimiento de la promesa de servicio, o en los tiempos de entrega, o en la calidad misma del servicio/producto; el cliente emite su reclamación o queja; aun cuando está consciente de que los empleados podrían enfrascarse en los detalles “insignificantes”, iniciando con esto su propia versión de las Cruzadas, a fin de buscar y sacrificar “culpables”; y que por consecuencia, se olvidarán por completo de que ahí parado o sentado, o al teléfono, hay un cliente que ha quedado en medio del fuego cruzado; esperando que alguien le dé soluciones y no excusas.

En mi experiencia, me ha tocado ver como muchos empleados de empresas del sector público o privado, pocas veces están capacitados para enfrentar cualquier conflicto/problema desde un enfoque sistémico, casi nunca saben enfrentar complicaciones desde una posición en donde la escucha y la comunicación tengan por objetivo “comprender” a la parte afectada; y mucho menos, han sido entrenados en el arte de la solución efectiva e inmediata de problemas.

Por lo tanto, ¿Usted es de los que resuelve, o se envuelve y revuelve en el problema?

¿Y SI TE HACES AMIGO DE TUS MONSTRUOS?


Recientemente me preguntaron si a mí no me daba miedo intentar o vivir cosas nuevas, y mi respuesta fue que por supuesto, me da miedo lo nuevo desconocido, o incluso, me da miedo lo que a probadas he saboreado y que a pesar de que me gusta, me da pavor solo pensar que pueda empalagarme demasiado y al final termine atestada. ¿Te ha pasado esto?, debes saber que es humano y valido sentir terror, pero ¿Qué haces al respecto?, ¿Enfrentas tus monstruos, o sigues durmiendo con la luz prendida?
Normalmente lo primero que yo aconsejo es aceptar y verbalizar tus miedos, de tal forma que puedes decirle al mundo – ¡Hola!, me llamo Lalito y me da cosita hablar en público –, de esta forma no te quedas solo con el pensamiento, sino que lo externas y lo compartes. Ahora bien, una vez que la gente que conforma actualmente tu mundo recibe la noticia, lo siguiente será buscar la solución a la raíz de tu miedo, para lo cual deberás construir un plan de acción en donde fijes tareas que a tu entender o bajo la guía de algún experto, determinen son las necesarias e indicadas para empezar a combatir tus miedos, asimismo; deberás establecer fechas en las que convendrás ir concretando dichas actividades, y algo muy recomendable, es verificar tus avances a través de la experimentación, es decir; si ya mencionamos en el ejemplo de Lalito que su miedo es hablar en público, su forma de habituarse puede ser a través de la búsqueda de pequeños foros en donde se sienta cómodo y seguro, así podrá hablar frente a un grupo acerca de algún tema que actualmente domine, a efectos de evaluar cómo se sintió anímicamente, como se manejó desde un enfoque de lenguaje corporal, y que aspectos debe pulir todavía.
Con práctica, decisión, y confianza se van combatiendo los miedos, de tal forma que poco a poco y de manera casi imperceptible; te verás no solo durmiendo con la luz apagada cada noche, sino que además, antes de ir a la cama te asomarás debajo de la misma para desearle a todos tus monstruos que descansen, que tengan una bonita noche, y que cuiden de tus sueños. 
Recuerda que no todos los monstruos viven debajo de tu cama, la mayoría habitan en tu cabeza.

¿Sabe cuánto están aportando sus empleados al negocio?



El enfoque de las empresas con respecto al recurso humano, ha tenido un replanteamiento importante al considerar a los colaboradores como el activo principal, y por ende, toda un plan de  acciones enfocado al bienestar social y económico es puesto en marcha anualmente, sin embargo; pensando como empresa y negocio, es bueno plantearse lo siguiente ¿Cómo medir que los esfuerzos por proveer a los empleados de seguridad económica, estabilidad laboral, respeto, y reconocimiento; están siendo apreciados?

En ocasiones, las organizaciones se pierden en la ilusión de pensar  que empleados sonrientes o empleados que no externan quejas, es igual a empleados felices con su trabajo, comprometidos al 100%, y que aunque no tenga datos duros que afirmen o demuestren lo contrario, considera que son “buenos en lo que hacen”. La realidad es que muchas veces se puede estar viviendo en una utopía, de la cual no podrá salir hasta que  analice cierta información.

Un buen comienzo, sería tomar una radiografía que muestre cuanto está aportando el empleado a la empresa, pues aunque suene frio y fuerte, saber a ciencia cierta si la relación empresa/empleado está siendo un ganar-ganar, o un ganar-perder, o viceversa; es una de las acciones inmediatas a realizar; solo así conocerá si en verdad la gente está alineada y comprometida con los objetivos de la empresa, o si están trabajando solo para sus objetivos personales.

La métrica conocida como retorno de inversión por empleado, le ayudará a medir la ganancia que cada colaborador le deja con su trabajo. A simple vista, el cálculo es sencillo, y en realidad debería serlo si usted tiene claro las áreas de la empresa a convocar, a quienes podrá solicitar la obtención de información que una vez analizada, le arroje un resultado por empleado. Lo que se busca obtener es: la ganancia que cada colaborador le deja en una ventana de tiempo, una vez que ha descontado cada peso invertido en su nómina, capacitación, paquete de beneficios e incidencias.

Algo importante a considerar en este ejercicio, es que cada integrante de la empresa aporta o deja de hacerlo, sin importar el área en la que labore. Esto lo menciono, ya que muy frecuentemente se escucha decir que los empleados en áreas de soporte, administrativas, mercadotecnia, diseño, etc., no pueden ser medidos, esto solo es posible solo para los que trabajan en las áreas de ventas.

Ahora bien, si usted responde que hay empleados cuyos puestos fueron creados porque se deseaba ayudar a un amigo o familiar desempleado, por una mala estimación en el crecimiento del negocio, o para disminuirle la carga de trabajo a alguien más, pero en realidad no hay de por medio una justificación basada en la estrategia de la empresa; entonces está claro que no hay muchos cálculos por hacer ¿Cómo aporta alguien cuyo puesto nunca estuvo justificado?
En resumen, cada puesto que exista en su empresa, tuvo una razón de creación, y debe contar con objetivos cuantitativos claros y actualizados, de no ser así, empiece por este punto, póngalos en marcha, y enseguida comience por medir el retorno de inversión por empleado.

¿Vivir en el aquí y en el ahora, o escaparse de la realidad laboral?























Hace algunos años, tuve la oportunidad de visitar un clúster de centros de contacto en Brasil,  y en aquel momento me resultaron muy innovadoras algunas iniciativas aplicadas, por ejemplo: durante los 15 minutos de descanso de los agentes, se les exhortaba a ejercitarse, en específico hacían TaiChi; que de acuerdo a los chinos, es un tipo de gimnasia enfocada a prevenir y curar enfermedades. En resumen, me pareció extraordinario ejercitarlos físicamente.

Al paso de los años, muchas empresas se han volcado en la búsqueda de actividades que coadyuven en la salud y bienestar de los empleados, las iniciativas han sido varias, desde ocupar el descanso para validar sus destrezas de estrategia en juegos de mesa, hasta brindarles salas de descanso donde puedan encontrar lectura amena, o simplemente distraerse viendo la tv. Asimismo, ideas como llevar la convivencia laboral al exterior, donde se busca impulsar el relacionamiento entre empleados y jefes, aumentar la identificación con la organización, y al mismo tiempo, bajar los niveles de estrés y ansiedad, son otras de las técnicas que persiguen la salud física y mental.

Actualmente, encontramos nuevos caminos para apoyar en el bienestar y productividad de los colaboradores. Estudios científicos han compartido datos muy interesantes con respecto a un tema que si bien pareciera una moda en Occidente, es una enseñanza milenaria en otras tierras. Mindfulness, o lo que es lo mismo, cultivar momento a momento la conciencia, estar en el aquí y en el ahora, dejar de soñar despierto.

¿Cuántas veces se da cuenta que estaba redactando una carta para un cliente, y de repente pone el piloto automático? Es decir, usted sigue escribiendo de forma autómata, pero está pensando en las vacaciones que tomó hace un par de semanas ¿Cuántas veces pilla a su mente divagando en el pasado o en el futuro? Lo interesante, es que mindfulness también es el momento cuando se da cuenta que ahorita, en este instante, según usted está leyendo el artículo, pero su mente andaba en otro lado.

Una de las técnicas más famosas para cultivar mindfulness, es la conocida como MBSR (Mindfulness-Based Stress Reduction), desarrollada por Jon Kabat Zinn en 1979. Un análisis de los efectos alcanzados con esta técnica, demostró que ayuda a reducir distress (coloquialmente llamado stress), ansiedad y depresión; y para personas que padecen de algún dolor crónico, puede mejorar su bienestar.

Practicar mindfulness nos lleva a experimentar el mundo como lo estamos viviendo en este preciso instante, en esta realidad; en vez de vivir envueltos en pensamientos de lamentación por lo que fue o pudo ser, o en pensamientos de anticipación por lo que imaginamos podría ser o será. En el trabajo, aprender a que lo que llamamos “problemas” serán eso porque así los hemos etiquetado, ya que en vez de enfocarnos a trabajar en la situación que se presenta, nuestra mente ocupa el tiempo imaginando el peor de los escenarios que se derivará.

Mindfulness no es la receta mágica que hará que los empleados se enfoquen en sus actividades y hagan de su horario laboral el mejor aliado para concretar objetivos en tiempo y forma (ocuparse en vez de preocuparse o distraerse), pero si puede ser una herramienta nueva a implementar, que muy bien puede fungir como un aliado innovador en la búsqueda del bienestar y productividad de sus colaboradores.

Hay muchas técnicas para desarrollar mindfulness a través de la meditación, las cuales van desde estar sentados por algunos minutos contemplando nuestra respiración, hasta hacer yoga. La idea es implantar el tipo de técnica que mejor se adecue a sus necesidades de tiempo y presupuesto, además; lo puede manejar como una prestación adicional que está otorgando la empresa, cuyos  beneficios se verán extrapolados incluso, en los círculos sociales, familiares, y personales de sus empleados.

Cuando la Empatía ya no es suficiente para atender a sus clientes, ¿qué otro camino se puede seguir?


Entre las competencias laborales que se requiere tengan o desarrollen los colaboradores a cargo de los departamentos que reciben el nombre de client care, servicio a clientes, atención a socios, o cualquier otro nombre que designe al área que se dedique a la atención del cliente; se encuentra una que recibe el nombre de empatía, y entonces la definición que por antonomasia se nos viene a la mente para describir y explicar dicha habilidad es, “Ponerse en los zapatos del otro”.

Cientos de horas de capacitación y presupuesto invierten las empresas en sus colaboradores anualmente, esperando que se logre el tan deseado cambio de actitud sin embargo; la realidad es bastante abrumadora al percatarse que al paso de unos días o semanas, la gente sigue igual o peor de indiferente, manteniéndose con una mala actitud de servicio. La empatía al igual que cualquier habilidad blanda o soft skill, sigue siendo como indico en mis cursos de cambio de conciencia laboral, un tema de convicción es decir;  solo si uno mismo tiene el deseo firme de hacer de la empatía un ingrediente de la vida diaria; veremos, viviremos y compartiremos un cambio de actitud.

Los estudios en el comportamiento del ser humano nos han enseñado que la empatía se presenta en dos niveles, por un lado hablamos de empatizar afectivamente cuando tenemos la habilidad de percibir las emociones de las otras personas; y nos referimos a una empatía cognitiva, cuando tenemos la habilidad de imaginar lo que las otras personas están sintiendo o pensando.  Tomando como ejemplo a la industria de Centros de Contacto, encontramos que nuestros colaboradores  pueden percibir las emociones del cliente,  a través del lenguaje corporal o la voz, e intuyen un estado de enojo, alegría o tristeza;  y desde su entendimiento o bases de entrenamiento,  puede ser que crean que al decir frases como “Lo entiendo”, “comprendo”, “le pido una disculpa en nombre de toda la empresa”, etc., consideren que están siendo empáticos. Lo anterior puede no estar del todo correcto o puede no ser satisfactorio para el cliente; pues se necesitaría en todo caso que los empleados se “imaginaran” a ellos mismos viviendo la situación por la que está pasando el cliente, preguntándose: ¿Qué sentimientos experimentaría yo, si estuviera en esa situación?

Debemos ser muy objetivos y analizar que aun cuando logremos tener personal que presenten tanto una empatía afectiva como cognitiva;  seguirá permaneciendo en sus manos la decisión más importante de todas en temas de servicio “Tener el deseo de ayudar”. Querer ser de ayuda y proveerla, es terreno de otra materia que bien podría ser una habilidad nueva a buscar y/o desarrollar en todo su personal, y nos referimos a la Compasión.

La Compasión que literalmente significa “sufrir juntos”, no es ni un tema de moda, ni mucho menos un concepto que se enseña solo en las clases de budismo que algunos podríamos llegar a tomar en nuestros intentos de crecimiento espiritual; la compasión es una característica que varias personas ya presentan, o que desean desarrollar poco a poco. ¿Quién no conoce a individuos que se conmueven con solo ver imágenes de niños sufriendo de hambre al otro lado del mundo?, acción inmediata: realizan donaciones en alguna ONG encargada de llevar ayuda. ¿Quién de ustedes se ha conmovido al ver perros o gatos enfermos y abandonados en la calle?, acción inmediata: rescatar a todos los que le sean posibles.  

Los ejemplos anteriores no hablan de una simple empatía con el sufrimiento ajeno, es compasión porque nace el deseo genuino de ayudar, y se ayuda. Las personas compasivas entienden que los beneficios de este proceder no es un camino de una vía por el contrario; saben que se verán beneficiadas porque sus acciones les ayudan a ser mejores personas, agrandan sus círculos de influencia social, y contagian ese espíritu de ayuda entre la gente que los rodea.

Si consideramos que la compasión es el deseo “genuino” y no impuesto de querer ayudar al prójimo, imagínese que pasaría si tuviera más personal con esta característica atendiendo a sus clientes.  Ahora la pregunta es ¿Cómo sembramos la semilla de la compasión en nuestro personal? Podemos empezar por enseñarles que ayudar a los clientes es lo que realmente marca la diferencia entre la competencia y nuestra empresa. Contar con “gente que entiende que atiende gente”, es una ventaja competitiva a exigir en los colaboradores, una vez que la empatía o las habilidades técnicas ya no son suficientes. 

La Felicidad, ¿Una posible clave para aumentar la productividad en los Call & Contact Centers?




¿Qué significado tiene para usted la palabra felicidad?, ¿Considera que es un término banal? o  ¿Cree que puede y debe ser  un ingrediente básico en la vida de todas las personas?

Estudios formales acerca de la felicidad, sugieren que el termino puede utilizarse para referirse a una sensación, a una experiencia sensorial; de tal forma que cuando alguien nos hace la pregunta de si somos felices y nosotros respondemos ”Si, soy feliz”, en realidad podríamos estar respondiendo con base al momento o situación que estamos experimentando.

Por ejemplo, imagine que por fin está disfrutando de unas anheladas vacaciones por las Bahamas, y en el preciso instante en el que está contemplando un hermoso atardecer, su compañero de viaje le pregunta ¿Estás feliz?, seguramente la respuesta será un SI acompañado de una activación del músculo orbicularis oculi, mejor conocido como músculo orbicular de los párpados, el cual entra en acción al momento de sonreír, la acción de este músculo permite cerrar el ojo, y es el único capaz de hacerlo; es por esto que en verdad se  transmite la sensación de una sonrisa genuina. En términos laborales, aquí podría encontrar la forma de conocer si su personal en verdad se siente feliz y contento en el CC, así que en la siguiente sesión de retro & coaching  pregúntele: ¿Estás feliz con lo que haces en la campaña de reactivación?, ¿Te sientes feliz de trabajar en este CC?, si la respuesta es SI pero en realidad siente lo contrario, el músculo del que le hablo, no se activará.

Volviendo al tema de la felicidad, los expertos han acuñado un término denominado “Bienestar subjetivo”, el cual en realidad se centra en medir de forma global el nivel de satisfacción que tiene cada individuo en la vida así como; la variedad de emociones que normalmente experimenta; y los hallazgos de sus investigaciones científicas demuestran que las personas que se sienten satisfechas con su vida y que a menudo experimentan más emociones positivas que negativas; son mucho más productivas y creativas en sus trabajos, asimismo; son identificados como buenos líderes y negociadores.

Las personas felices son filantrópicas, generosas, y amables; lo cual habla de que no son individualistas o ególatras, sino todo lo contrario; están orientadas a los demás. Algo importante a mencionar, es  que las personas felices se caracterizan por su alta resiliencia o capacidad de superar circunstancias difíciles y traumáticas.

Hasta este punto, considero ya tiene algunas competencias clave que pueden ser de utilidad al momento de ejecutar el proceso de reclutamiento y selección para puestos de atención al cliente, ventas o recuperación de cartera.

Algo muy interesante dentro de los hallazgos científicos al momento de analizar las características de las personas felices, es que son muy sanas, su sistema inmunológico es fuerte, y tienden a vivir más años que aquellos pares que no presentan los mismos niveles de felicidad. ¿Qué le parecería empezar a analizar a fondo la tasa de ausentismo por enfermedad?

Tener colaboradores felices o con un buen nivel de bienestar subjetivo, no es un tema que se logre cada vez que ellos sientan una especie de placer originado por cuestiones materialistas, ya que esto es efímero. De aquí que las campañas de incentivos al interior de los CC’s dejen de surtir el efecto deseado, una vez que se vuelve costumbre por parte del colaborador u obligación por parte de la empresa, el brindar y degustar las mieles del placer que da un bono mensual (remuneración monetaria), o regalos en especie (aparatos electrónicos, tarjetas de regalo de almacenes reconocidos).

En cuanto a los mandos medios o altos en el CC, estudios afirman que los colaboradores que están bajo la supervisión de Gerentes enfocados a cultivar su propia felicidad y bienestar; son más  creativos, productivos, y presentan mejores perfiles de salud en su trabajo. ¿Podría en este momento entrevistar a sus Gerentes y Directores, a fin de conocer que tan felices son?

 

Al hablar de la felicidad, hay que considerar  que no se trata de “sentirse bien” o ser “apto para”; por lo tanto; considero  que la felicidad no es una más de tantas soft skills  bajo la cual la organización entrene y quiera desarrollar en sus colaboradores, pero lo que si puede hacer, es indicarles cuales son los beneficios de querer abrazar una vida bajo un camino de bienestar subjetivo,  cual es el impacto en términos de salud que traería a su persona,  y como mejorarían sus relaciones sociales una vez que se añaden más emociones positivas a su día a día. Al final es un tema personal, solo el individuo decide si quiere cambiar, mejorar o empeorar.

 

Un ejercicio que puede empezar a aplicar de inmediato entre su personal, consiste en solicitarles que indiquen ¿Cuál ha sido la dieta diaria de emociones positivas vs. Emociones negativas que han seguido en los últimos días? Es decir, ¿Sus empleados están hambrientos de emociones negativas (enojo, irritación, molestia, angustia, etc.), o prefieren una dieta alta en emociones positivas (sentimiento de gratitud, tranquilidad, optimismo, esperanza, entre otras)?

 

Esto puede ser un buen comienzo para detectar como está su personal en términos de felicidad, y empezar a diseñar algunos planes de acción.  Por lo tanto que opina,  ¿La felicidad podría ser una posible clave para aumentar la productividad en los call & contact centers?

¿Qué te mantiene en tú lugar de trabajo?


¿Qué es el Pensamiento Crítico?


La diferencia entre decir "TENGO" y "QUIERO"



Durante un poco más de 20 años, he escuchado a muchos hombres y mujeres con las que he trabajado, y a quienes no les gustaba mucho o nada lo que hacían, expresar varias de las razones por las cuales seguían en esa oficina, empresa, o actividad. Básicamente, lo que más decían era:
  1. Tengo hijos que mantener, no puedo renunciar.
  2. Tengo deudas, no puedo irme.
  3. Tengo más de 40 años, no encontraré otro trabajo.
  4. Tengo que comer, no puedo dejar de hacer lo que hago.
  5. Tengo que pagar mis estudios, no puedo dejar de ganar dinero.
  6. Tengo miedo, no se hacer otra cosa.
  7. Tengo ganas de trabajar en otra cosa, pero no sé, ¿Qué podría ser?
 Cuando decimos “TENGO QUE”, la energía se va mermando, la productividad va disminuyendo, la creatividad se anula, y se dejan de ver los momentos de alegría laboral (que si existen); y a juicio de los demás, nos volvemos flojos, poco productivos, y poco o nada orientados a los objetivos de la empresa para la que trabajamos.
 Si se decide permanecer en el mismo trabajo, no hay problema, sin embargo; será bueno considerar cambiar los “TENGO” por  unos “QUIERO”, este ligero cambio de palabras le resta imposición, le suma aceptación (que no es lo mismo a resignación), le resta descontento, le suma significado a lo que se hace, y sobre todo; nos volvemos seres productivos, porque hemos encontrado razones de peso para seguir y estar comprometidos con el lugar de trabajo.
 Los “TENGO”, solo llevan a quejas, a no tener el valor para buscar opciones, y a estar medio o completamente desenganchados con lo que se hace.
 Así que dime ¿Cómo te suenan ahora las frases del inicio?
 1. Quiero darle a mis hijos una buena calidad de vida. Este trabajo me lo permite.
2. Quiero seguir adquiriendo bienes y servicios que a mi parecer me dan satisfacción. El sueldo en este trabajo, es un medio para lograrlo.
3. Quiero seguir teniendo este nivel de vida. Este trabajo permite que me de esos lujos.
3. Quiero jubilarme, tener una pensión asegurada, quiero seguir sintiéndome útil. Este trabajo es la opción.
4. Quiero cubrir mis necesidades básicas sin preocupación. Este trabajo me da para esto y más.
5. Quiero seguir estudiando. Este trabajo me da la flexibilidad para hacerlo.
6. Quiero sentir que tengo estabilidad laboral. Este trabajo me da la seguridad.
7. Quiero desempeñarme en otras actividades. Este trabajo me da la oportunidad de seguir teniendo ingresos en lo que encuentro otras opciones que me sean atractivas.
Ya hay demasiada gente haciendo las cosas mal y de malas, no seamos uno más de la lista. ¿Quieres?