jueves, 4 de diciembre de 2014

¿Y SI TE HACES AMIGO DE TUS MONSTRUOS?


Recientemente me preguntaron si a mí no me daba miedo intentar o vivir cosas nuevas, y mi respuesta fue que por supuesto, me da miedo lo nuevo desconocido, o incluso, me da miedo lo que a probadas he saboreado y que a pesar de que me gusta, me da pavor solo pensar que pueda empalagarme demasiado y al final termine atestada. ¿Te ha pasado esto?, debes saber que es humano y valido sentir terror, pero ¿Qué haces al respecto?, ¿Enfrentas tus monstruos, o sigues durmiendo con la luz prendida?
Normalmente lo primero que yo aconsejo es aceptar y verbalizar tus miedos, de tal forma que puedes decirle al mundo – ¡Hola!, me llamo Lalito y me da cosita hablar en público –, de esta forma no te quedas solo con el pensamiento, sino que lo externas y lo compartes. Ahora bien, una vez que la gente que conforma actualmente tu mundo recibe la noticia, lo siguiente será buscar la solución a la raíz de tu miedo, para lo cual deberás construir un plan de acción en donde fijes tareas que a tu entender o bajo la guía de algún experto, determinen son las necesarias e indicadas para empezar a combatir tus miedos, asimismo; deberás establecer fechas en las que convendrás ir concretando dichas actividades, y algo muy recomendable, es verificar tus avances a través de la experimentación, es decir; si ya mencionamos en el ejemplo de Lalito que su miedo es hablar en público, su forma de habituarse puede ser a través de la búsqueda de pequeños foros en donde se sienta cómodo y seguro, así podrá hablar frente a un grupo acerca de algún tema que actualmente domine, a efectos de evaluar cómo se sintió anímicamente, como se manejó desde un enfoque de lenguaje corporal, y que aspectos debe pulir todavía.
Con práctica, decisión, y confianza se van combatiendo los miedos, de tal forma que poco a poco y de manera casi imperceptible; te verás no solo durmiendo con la luz apagada cada noche, sino que además, antes de ir a la cama te asomarás debajo de la misma para desearle a todos tus monstruos que descansen, que tengan una bonita noche, y que cuiden de tus sueños. 
Recuerda que no todos los monstruos viven debajo de tu cama, la mayoría habitan en tu cabeza.

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