jueves, 4 de diciembre de 2014

IL DOLCE FAR NIENTE (El dulce hacer nada)



¿Cuántas veces en lo que va del año ha disfrutado hacer nada? Si su respuesta  va sobre el tenor de que usted es una persona sumamente activa que no se sabe estar quieto ni un momento, o que le remuerde la conciencia pensar que está perdiendo valiosos minutos, horas, días o hasta meses de su tiempo al dedicarlos a actividades no productivas (hablando de generación de dinero); tal vez sea porque hay confusión al creer que el hacer nada es igual a ser holgazán, en vez de tener otra óptica y considerar que el hacer nada es la manera en como puede calmar su  mente a efectos de hacer mejor lo que hay que hacer.
Despertar un día y darse cuenta que ya no deja la cama con el mismo ánimo que solía tener años atrás cuando iba al trabajo, notar que los primeros pensamientos que cruzan por su mente están llenos de negatividad, o darse cuenta que camino a su oficina fantasea con la posibilidad de estar haciendo algo diferente; podrían ser síntomas de que usted se encuentra estresado, cansado o abrumado por la dinámica misma de la empresa, y que con un buen baño y un alto desayuno en carbohidratos el problema se esfumará; o tal vez opte por medidas básicas como lo son distraerse un poco y aclarar la mente haciendo ejercicio, escuchar su música favorita de camino al trabajo, tomar un libro de su gurú favorito y buscar alguna frase que le traiga paz y serenidad para sobrevivir el día;  o puede que tome medidas un poco MAS fuertes como lo es pedir unas merecidas vacaciones en donde al regreso de las mismas se dará por terminado el desasosiego, y usted regresará a su centro, recobrará su equilibro en cuerpo y alma, y  finalmente la vida laboral volverá a ser bella.
¿Y qué pasa si una semana después se da cuenta que todas esas acciones no funcionaron y se sigue sintiendo igual?, ¿Y si esas vocecitas internas que le están diciendo a cada momento “el trabajo ya no te gusta”, “no te engañes distrayendo tu mente con terapias alternativas o con actitudes consumistas”, no parecen cesar? Tal vez es porque ha llegado el momento de que sea sincero con usted mismo y se pregunte: ¿Me siento bien con mi trabajo? La respuesta es muy sencilla, debería ser un SI o un NO sin embargo, cuando empieza a traer a su mente temas de dinero (soy el sostén de la casa, tengo una familia que mantener), temas de miedos (ya estoy grande y no me van a contratar en otro lado), temas de costumbre (mal que bien ya me conoce mi jefe), o temas de auto-estima (no se hacer otra cosa); la respuesta ya no fue tan sencilla. Ante tales disyuntivas, su contestación debe generarse desde la parte no materialista de su ser y bajo la más alta sinceridad. No está mal aceptar que ya no le gusta lo que hace por las razones que tenga, lo que no es justo es que se esté auto-mintiendo.
Il dolce fare niente que traducido al castellano sería algo como “el dulce hacer nada”, es una expresión italiana utilizada para resaltar la importancia del descanso. A mí me gusta tanto que incluso quisiera darle una interpretación mucho MAS profunda, la describiría como “El placer de hacer lo que amas cuando así lo sientas”, adicionando que debe SER de manera consciente y responsable. Esto puede sonar sencillo sin embargo, ¿Qué tan fácil es ponerlo en práctica?
Para algunas personas puede ser algo tan simple como tomarse 15 minutos de su horario de comida para ir al parque y caminar descalzo sobre el pasto, sin tener el más mínimo remordimiento,  y sin estar pensando que ese tiempo debería invertirlo mejor en adelantar pendientes. Para otras personas, quizás deseen y necesiten llevar la frase a un nivel mucho MAS extremo, como por ejemplo optando por darse un break laboral por un tiempo (el tiempo que sus ahorros, tranquilidad, paciencia y talentos le permitan).
Empiece por algo sencillo, que tal cerrando sus ojos 10 minutos, esbozando siempre una sonrisa en su rostro, y disfrutando de su momento de Non Fare Niente, tal vez este tiempo sea suficiente para acallar las vocecitas molestas de su mente, o tal vez descubra que necesita más de 10 minutos para sosegar por completo la turbulencia que hay en su cabeza. En fin, el tamaño de la acción a ejecutar es decisión de cada quien. Lo importante es empezar a hacerlo, recordando que es normal sentir miedo al transitar rumbos desconocidos (salir de la rutina), es normal darse cuenta y aceptar que  lo que un día le apasionaba,  hoy ya no le gusta. Lo que no es normal a mi punto de vista, es que quiera seguir viviendo en sufrimiento, estrés, o amargura, al estar haciendo nada para usted, y  sí mucho para otros.

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