jueves, 4 de diciembre de 2014

ES MEJOR QUE DIGAN: ¡AQUÍ HUYÓ! QUE ¡AQUÍ MURIÓ!


Es posible que en alguna ocasión, le hayan asignado una tarea o proyecto en su empresa de la cual deseaba zafarse rápidamente respondiendo un simple NO, dando las gracias por el hecho de que pensaron en usted como un digno elemento que podría sacar adelante tal encomienda, pero su conciencia le murmuro: más vale que digan ¡AQUÍ HUYÓ! QUE ¡AQUÍ MURIÓ!
¿Recuerda alguna situación como la que le acabo de comentar? En donde lo primero que quería, era salir huyendo de los reflectores, ¿Qué razones lo llevaron a no querer asumir la responsabilidad de sacar un proyecto adelante?, ¿Llegó a sentir miedo solo de pensar en tener que ejecutar dicha orden encomendada por  la Corte Celestial, es decir, por sus Jefes?
Los psicólogos explican que llegamos a sentir miedo, cuando nos percatamos que las herramientas que poseemos para afrontar una tarea, no están a la altura de la tarea misma, es decir, nos damos cuenta de que nuestras habilidades no están acorde al tamaño del proyecto; sabemos nuestras capacidades, sabemos las necesidades del proyecto; y notamos que estamos en desventaja. Luego entonces, existe un fenómeno en la organizaciones, que solamente las envenena y llena de malos elementos, y que es conocido como Hipocresía Profesional, una especie de miedo encubierto.
En una sociedad laboral, en donde nos han metido en la cabeza que nos “pagan por saber”, y que el mejor elemento es aquel que dice SI a todo, no es de extrañarnos que la Hipocresía Profesional este dándole vida a un tipo de colaborador conocido como el sabelotodo.
Un sabelotodo, es aquella persona que para empezar, desconoce o le parece cero importante el haber llevado un proceso de aprendizaje al campo de acción, en otras palabras, el sabelotodo se puede haber devorado todos los libros de management disponibles en el mercado, puede tener maestrías y doctorados, pero nunca ha puesto manos en la masa, nunca ha realizado trabajo en campo, y mucho menos ha podido meditar sobre la mejor manera de ejecutar un plan de acción o lidiar con desviaciones.  Es aquí donde varios podrían decir, siempre hay una primera vez, echando a perder se aprende, por eso somos equipo, para que el empleado y la organización vayan aprendiendo a la par, es necesario asumir riesgos, bla, bla, bla. Todo esto suena muy bien, no obstante, el fondo del problema no es si damos o no oportunidad de crecimiento y de aprendizaje a nuestros empleados, el problema es que no estamos seleccionado bien a nuestro recurso humano.
Cuando un colaborador dice NO ante alguna situación, de la cual sabe no saldrá avante, seguramente es una decisión tomada desde la parte más sincera de su ser, por lo tanto, no hay razón para sentir pena, frustración o fracaso; ni mucho menos esconder la reacción que puede generar el miedo que da el tan solo de pensar  en realizar tal o cual cosa. Es muy loable que reconozcan sus capacidades, que toquen la retirada, y se replieguen por un tiempo a fin de hacer acopio de los conocimientos, herramientas, o habilidades que harán que un día enfrenten la situación que por ahora, fue la que les permitió medir sus capacidades. Sin embargo, si hacen algo como esto, no faltará quien los etiquete de cobardes y miedosos. Ya lo decía el filósofo Griego Democrates “Todo está perdido cuando los malos sirven de ejemplo, y los buenos de mofa”.
Si usted es uno de esos eslabones perdidos, valientes y conscientes de sus capacidades, y que a diario se hace la pregunta: ¿Cómo puedo hacer para que mi Jefe note que está rodeado de sabelotodos?, lo invito a que sutilmente  le pregunte: Querido Jefe, usted sabe ¿Cómo diferenciar a un sabelotodo de un verdadero experto? Yo lo voy a iluminar.

Los sabelotodos, son aquellos individuos que pretenden estar a la altura de cualquier proyecto, llenos de conocimiento y entereza, para todo tienen respuesta (no precisamente la correcta, pero callados no se quedan). El sabelotodo tiene mucha confianza en sí mismo, se vende muy bien y no muestra tener miedo ante nada. Los sabelotodos no logran los objetivos, y son unos maestros dando argumentos de disculpa, en donde mágicamente nunca saldrán manchados de la situación. Ha escuchado en la oficina explicaciones como: Mi antecesor me dejó el área hecho un desastre, por eso no hemos podido recuperarnos; las empresas ya no quieren invertir, el cliente nos cambió la jugada, ya no hay más a quien venderle. etc. Las explicaciones otorgadas siempre tendrán que ver con circunstancias que están completamente fuera del control del sabelotodo, es decir, nunca toma responsabilidad. En vez de que diga, no sabía como hacerlo pero me avergonzaba reconocerlo, nos deleita con un sinfín de bonitas excusas dignas para un manual.
El experto por su parte, se nota que conoce del tema en cuestión, no por el discurso conmovedor que da al inicio del proyecto, sino porque por un lado, tiene experiencia de campo  comprobable acerca del tema sobre el cual se trate el proyecto, sabe perfectamente como hacer un plan de trabajo, ejecuta tareas en tiempo y forma, si encuentra desviaciones, sabe como ejecutar acciones que regresen al proyecto por el buen camino, si se da cuenta que desconoce algún tema del proyecto, no tiene problema en alzar la mano y solicitar apoyo de otros expertos, pues finalmente no hay competencia, sino amalgamiento de talentos. Finalmente, un experto trabaja siempre con una orientación a resultados.
¿Se da cuenta? La respuesta sobre ¿Cómo diferenciar a un sabelotodo de un verdadero experto?  Es mucho más sencilla y transparente que el cálculo de los impuestos. No hay secreto alguno, la diferencia entre unos y otros se llama: RESULTADOS.
Hasta este punto, usted ya podría preguntarle a su Jefe: ¿Reconoce algún sabelotodo en el equipo?, ¿Quiere súper-héroes? o ¿Quiere elementos  honestos y dispuestos a seguir aprendiendo, haciendo equipo, y dando resultados en pro de la empresa?
Si su miedo se lo permite,  si su Jefe le responde de buena manera lo que piensa, si no lo mandan con una caja de huevo a recoger todas sus pertenencias de su escritorio, y si posteriormente no lo escolta alguien de seguridad hasta el departamento de RH para que recoja su navidad anticipada, ahí le encargo que nos comparta sus comentarios

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